25 de noviembre de 2008

Oportunidades nuevas


El periodismo ciudadano tiene su origen en la conformación de una nueva sociedad y en los aportes de la tecnología. A partir de la declaración de algunos sistemas políticos como democráticos, los medios de comunicación que en ellos operan toman ese tinte democrático y fomentan el derecho a la información, el deber de informar, se declaran imparciales, objetivos e independientes.
Sin embargo, la realidad demuestra que –en la mayoría de los casos- lejos de promover, el derecho básico a la información –del que todas las personas gozan- está desvalorizado.
Los intereses políticos y económicos detrás de las empresas de medios aumentan la desinformación y fomentan la apatía, la ignorancia y el atraso cultural en la ciudadanía que demanda una solución. En este sentido, se genera uno de los vértices de origen del periodismo ciudadano.
El periodismo –tradicional- es uno de los actores sociales más perjudicados en esta situación, ya que en la actualidad sufre una ostensible distorsión y debilitamiento de sus deberes y funciones fundamentales, tales como la crítica social, la investigación en profundidad, la libertad y equidad de cobertura, la valoración y uso de fuentes no oficiales y, en general, la interpretación personal, independiente y profesional de la realidad. Muchos periodistas no se involucran en la denuncia pública ni en la búsqueda de soluciones a esta crisis por varios motivos: compromiso laboral restrictivo con su empleador; presiones hacia funciones profesionales de rango secundario y, en algunos casos, contrarias a las normas éticas (autocensura, publicidad simultánea); permanente riesgo de despido; cesantía prolongada; distanciamiento del problema por estar dedicados a las asesorías privadas.
Por su parte los medios de comunicación empleadores (periódicos tradicionales, canales de televisión, radio), en general, y los más grandes, en particular, no parecen perjudicados ni comprometidos por esta suerte de crisis, ya que priorizan el estándar de calidad de servicio que les exige el mercado, que define a la audiencia como consumidora y no como ciudadana. Pese a todo, Internet se configura como un medio de comunicación accesible y estable para ejercer democráticamente el derecho a la libertad de información y expresión, por parte de todos los ciudadanos.En el periodismo ciudadano cualquier persona puede opinar, recabar información y transmitirlo a través de una página personal o colectiva. La ciudadanía debe ser informada y orientada adecuadamente acerca de un fenómeno de esta magnitud, connotación y proyección, y que la involucra, incorpora y compromete tan directamente, abriéndole una oportunidad concreta de progreso cívico y cultural.

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